viernes, 16 de marzo de 2007

Entrevista a Miguel Blanco

Por Mundo Misterioso

Miguel Blanco es uno de los mitos del periodismo de investigación por excelencia. Se lo ha ganado a pulso. Son más de 30 años consolidados tras el misterio. Tras su comienzo en Radio Juventud y Radio Cadena Española con el programa Ecos del Futuro, vendría Espacio en Blanco, con el que cumplió más de 15 años en la radio.
La gran espera por leer las experiencias más alucinantes vividas por Miguel Blanco a lo largo y ancho del planeta han tenido recientemente su recompensa. Ya está en la calle, publicado por Ediciones Nowtilus dentro de la colección La Puerta del Misterio, su libro Crónicas de fenómenos insólitos. Seguro que será el deleite de los miles de seguidores que esperaban ansiosos su publicación.

En esta breve entrevista nos cuenta qué nos encontraremos tras las páginas de este increíble libro que recientemente vio la luz. Con él les dejamos.

-Mundo Misterioso: ¿Cuándo empezaste a viajar, o a sentir que necesitabas conocer otros países, otras culturas?
-Miguel Blanco: Desde muy pequeño sentí esa especie de necesidad de volar y conocer lo que había más allá de mis fronteras. Con cuatro años había cruzado el charco hasta América en más de seis ocasiones, y eso creo que marcó esa vocación viajera que me ha acompañado desde entonces. Desde muy niño tenía la costumbre de mirar países extraños en un átlas que había en casa y soñar que estaba allí. Tiempo después, el sueño se hizo realidad y pude visitar esos países.

-MM: Has dado cuatro veces la vuelta al mundo. Imagino que te habrás encontrado todo tipo de creencias, sectas y religiones extrañas. ¿Siguen siendo las creencias una fuente de separación y odio en lugar de una forma de espiritualidad y unión entre los hombres?
-MB: A nivel individual he sentido que todos los hombres, fueran de la religión que fueran, compartían las mismas creencias a pesar de que sus Dioses se llamaran de manera diferente. Todos ellos sentían igual y en poco se diferenciaban al resto de las personas del planeta. A nivel grupal, las religiones han sido vehículo que mas separación y odio han sembrado en el planeta. Creo que con pocas cosas ha habido tantas muertes como en nombre de las religiones y de los diferentes Dioses. Algo detrás de la realidad controlaba a los hombres cuando estaban en grupo y eso ha hecho y hace que se sientan enemigos y separados a causa de sus ideas y creencias.

-MM: En tu libro cuentas cosas terribles sobre la violencia y el fanatismo. En algunos países de África o Sudamérica has presenciado ejecuciones, asesinatos, etc. ¿Qué es lo que más te ha impresionado?
-MB: Una vez en Puerto Príncipe, en la capital de Haití. Un pobre negro paseaba por la calle cuando se vio asaltado por una multitud que al parecer le reconoció. Sin mediar palabra le echaron varias ruedas de coche con las que atraparon su cuerpo. Acto seguido, una persona se acerco a él y le echo un liquido por el cuerpo. Enseguida le echaron una cerilla y empezó a arder. Aquel pobre hombre murió quemado vivo entre sus gritos y el alborozo de todos los presentes. Al parecer era un Ton-Ton Macutte, un antiguo policía secreta del presidente papa Doc, y esa era la manera de vengarse de ellos. También, en India, en las escaleras de la muerte he visto filas de seres humanos deformes por la enfermedad esperando la muerte. Si fallecían en aquel lugar, podrían ser incinerados a orillas del sagrado río Ganges y con ello librarse de la rueda de las reencarnaciones. Aún sueño a veces con los rostros de esos seres humanos marcados por la enfermedad...

-MM: Dicen que el maestro aparece cuando el alumno está preparado, pero tu citas a diferentes "maestros" que te has ido encontrado en tus viajes por la selva amazónica, la India, el desierto del Sahara… ¿cueles han sido los más significativos?
-MB: Han sido muchos y variados. Desde el niño que en Nueva Delhi me empujó a luchar contra los que asesinan las esperanzas, hay un capitulo en el libro que habla de él (El viejo sabio de la esperanza), hasta mi padrino, el babalao en Cuba, pasando por el chamán Piaroa que me condujo por el camino de los dioses. Y como no, el diablo de Haití, de él aprendí que los hombres son volubles y pueden cambiar sus opiniones... Y muchos más... En cada ocasión que he necesitado aprender, ha aparecido el maestro; en forma de niño, de anciano, de mujer desvalida... Sóolo hay que abrir los ojos y ser humilde para reconocerlos.

-MM: Siempre has distinguido entre turista y viajero ¿Por qué? ¿Qué diferencia hay?
-MB: El turista tiene todo su viaje programado. Todo esta dispuesto y tiene el tiempo justo para hacer la foto de recuerdo en el lugar que visita. Es ruidoso y suele comprar muchos souvenirs para hacer ver a sus amistades en los lugares que ha estado. El viajero no tiene destinos concretos. El viaje es el propio destino. Se deja llevar por la vida, y no le pone barreras ni fronteras. Además, posee aún la capacidad de sorpresa, y se deja llenar y guiar por la vida. Además se diferencian en la maleta. El turista lleva una maleta grande repleta de cosas inservibles y con ruedas. El viajero suele llevar una bolsa o mochila y el peso justo que puede cargar.
-MM: ¿Cuántas veces habremos discutido tú y yo sobre si tal o cual fenómeno es un fraude o es auténtico? A pesar de todas las mentiras, engaños, fraudes, estafas, y mentiras que existen en el mundo paranormal, tú continúas defendiendo el mundo del misterio ¿Por qué? ¿Qué porcentaje de enigmas es falso y cuáles son auténticos?
-MB: En este momento es muy difícil encontrar la realidad. El mundo del misterio esta desvirtuado, como la propia vida. Pero aún existe el misterio, la magia. Quizás lo que haya que hacer es descubrirlo dentro de ti mismo, en tu alma, cuando lo encuentras allí, lo ves reflejado en la vida. De todos modos, a pesar de la mentira y el fraude, aun existen fenómenos y seres reales.

-MM: Una difícil. Seguramente entre tus viajes por Europa o Norteamérica, y tus aventuras en África, Asia o Sudamérica existen abismales diferencias. Me refiero a las hambrunas, las sequías, la enfermedad y la muerte de miles de niños… ¿cómo puede explicar alguien espiritual como tú -que acepta la existencia de lo sobrenatural, los ángeles o los extraterrestres- a alguien escéptico como yo, el mayor misterio de todos: la crueldad de la vida?
-MB: No hay respuesta, la vida es así. Es así y basta. Podría decirte que esos seres que mueren de hambre, es porque lo han elegido, es su karma. Con el sufrimiento se purifican y se elevan más rápidamente. Pero sería sólo una respuesta mental. Yo aún no he encontrado la respuesta a esa pregunta. A no ser... que los dioses se hayan olvidado de los hombres y nos hayan abandonado. De cualquier forma, siento que Lo que la oruga interpreta como el fin del mundo, es lo que su dueño denomina mariposa. Como decía R. Bach. Siento que hay un sentido, un por qué en todo... Pero aún lo estoy buscando. Ojalá pueda, podamos encontrarlo juntos en uno de esos muchos viajes que aún nos esperan...

-MM: Cuando relatas tus aventuras en países exóticos, tanto en la radio como ahora en tulibro, nos llenas de sueños que sin duda nos ayudan a escapar de la monotonía de la vida cotidiana a través del inmenso poder de la fantasía. ¿Puede el misterio ofrecernos todavía un poco de esperanza en que existe algo más que este mundo? Y si recuperásemos la esperanza, ¿podríamos cambiar ese mundo y rescatar a "fantasía"?
-MB: Esa es la única razón de haber escrito este libro, de contar las historias que narramos en la radio. No dejar que muera fantasía, hacer soñar a la gente. Cada día mas, los medios de comunicación nos están abarrotando de datos, y eso hace que no seamos capaces de soñar ni de ver la realidad como es. Soñar, es bueno, es el mayor poder que posee el ser humano. Pero, estamos en peligro... Ya sabes, LA NADA AVANZA CADA DIA MÁS, y eso esta poniendo en peligro la fantasía. Ojalá lleguemos a tiempo y podamos rescatar la fantasía y podamos seguir soñando... Pero no estoy seguro de ello.

-MM: Tu libro se subtitula: Una aventura por el sendero de los dioses. ¿Quiénes son esos dioses?
-MB: Para mí, son extraterrestres... seres que visitaron la tierra al comienzo de la evolución humana. Son los que empujaron la civilización, los que crearon las diferentes religiones y tradiciones. Estáns descritos en todas las culturas. Estuvieron aquí y prometieron regresar y siento que el regreso está cerca, muy cerca.

-MM: Imagínate que yo soy un viajero apasionado del misterio, amante de la aventura y dispuesto a jugarme el tipo en cualquier situación. ¿Qué tres destinos me recomendarías para encontrar algo potente que ver?
-MB: Egipto en primer lugar, hay mucho misterio suelto por esas tierras de los faraones. India, es la mezcla perfecta entre la vida y la muerte, y allí te encuentras cara a cara con las dos. Y sobre todo en Benares. Y si quieres emociones fuertes Haití, el Haití profundo... pero eso es para mayores de 18 años… hay que tener muchos cojones para sentirlo en toda su pureza perdiéndote en las noches haitianas entre las sociedades secretas que controlan los caminos y vivir un ritual de Vudu.

-MM: Y ahora imagina que soy un turista responsable, con familia, pero igual de apasionado por el misterio. Quiero acercarme a la magia pero quiero hacerlo con los míos, y no quiero sobresaltos ni riesgos excesivos ¿Qué otros tres destinos me recomendarías?
-MB: Egipto de nuevo, está ahí cerca y las pirámides bien merecen una visita. Además, eso cambia la perspectiva de los niños y de los jóvenes. Cuba, podría ser el segundo destino. Antes de que el dólar acabe con la pureza de sus gentes. Y México en tercer lugar, allí los dioses están en mitad de las calles, en lo monumentos gritando al aire su mensaje.

-MM: Telegráficamente y a manera de test, asóciame cada lugar que te voy a mencionar, con una frase o un pensamiento:

-MM: Guanabacoa (Cuba).
-MB: Magia en estado puro. La mata de la magia.

-MM: Karnak (Egipto).
-MB: La capilla de la diosa Sektmet. El lugar para recordar que somos inmortales y que estamos aquí para algo concreto que hemos de averiguar.

-MM: Nepal.
-MB: El embrujo de la espiritualidad más pura...

-MM: Sudán.
-MB: Uno de los países mas hermosos del planeta destruido por la locura humana de la guerra.

-MM: Haití.
-MB: El país del diablo. El miedo. La emoción al sentir tocar los tambores sagrados. Emoción en estado puro.

-MM: Sahara (Mauritania).
-MB: El vacío lleno de sabiduría. La calma, los colores mas sublimes de la tierra.

-MM: (Transilvania) Rumanía
-MB: Gentes amables que entregan el corazón.

-MM: El Petén (Guatemala)
-MB: Mi sueño convertido en realidad. Soñaba de niño con conocerlo. Es la selva más trepidante que existe y la que más misterios encierra todavía.

-MM: Ometepe (Nicaragua).
-MB: La isla del fin del mundo. Una biblioteca de piedra aún sin descifrar.

-MM: México.
-MB: La cuna de la nueva espiritualidad del planeta. El lugar donde sientes que la magia existe. La cuna del despertar de los dioses.
- El Pantanal (Brasil)
-MB: La morada de Dios en este planeta. ¡El lugar más hermoso que he visto jamás!
-MM: Y para terminar… ¿Qué es lo que has aprendido después de dar cuatro veces la vuelta al mundo? ¿Hay alguna conclusión, alguna enseñanza que se pueda compartir?
-MB: Sí. Exactamente esa: COMPARTIR. Que no significa repartir, sino tener todos acceso a todo y que nadie lo pueda poseer. COMPARTIR. Pero esa es otra historia que ya os contaré...

miércoles, 28 de febrero de 2007

VIAJAR CURA EL ALMA




-Hay quien dice que el mejor remedio contra los males del alma es VIAJAR.
-Se cuenta que cuando salimos de viaje nuestra percepción del mundo se amplia y llegamos a utilizar mas de 15 % de nuestras capacidades mentales.
- Viajar ademas, nos da nuevas visiones del mundo y sus gentes, lo que acaba enriqueciendo nuestra percepción de la vida.
-Ver como viven otros pueblos y otras gentes, hace que agradezcamos mas lo que tenemos en nuestro mundo.
-Viajar es compartir experiencias, llenarse con los colores de las tierras y de las gentes.
- Y tiene una ventaja, podemos comenzar a viajar antes de que comience realmente el viaje, y seguir en él una vez terminado.

lunes, 26 de febrero de 2007

VIAJE DE SEMANA SANTA


Para esta semana santa hemos seleccionado irnos de viaje a Turquía.
Un recorrido de una semana por algunos de los lugares mas mágicos y especiales de este increíble país.
ITINERARIO:
ESTAMBUL y TURQUÍA MÁGICA (del 31 marzo al 7 abril) (desde MADRID).
1.- MADRID - ESMIRNA.- Salida en vuelo especial y directo desde MADRID con destino ESMIRNA. Llegada y traslado al hotel. Cena y alojamiento (área de Esmirna).2.- ESMIRNA - PAMUKKALE (EFESO).- Desayuno. Salida dirección Efeso. Visita de la Casa de la Virgen María. Almuerzo. Continuación hacia PAMUKKALE y visita de Hierápolis. Cena y alojamiento.3.- PAMUKKALE - CAPADOCIA (KONYA).- Desayuno. Salida hacia KONYA. Visita del Mausoleo de Mevlana. Almuerzo. En ruta, visita de una antigua posada (KeravanSaray, "Palacio de Caravanas") de la Ruta de la Seda. Cena y alojamiento (área de Capadocia).4.- CAPADOCIA.- Desayuno. Panorámica del valle del pueblo de Uçhisar y de los parajes volcánicos de Avcilar y Güvercinlik.Visita del Museo al aire libre de Göreme. Tras el almuerzo, visita de una ciudad subterránea (viviendas trogloditas). Recorrido por el valle de Pasabag o Çavusin. Por la tarde, visita de un taller artesano de alfombras y joyas. Cena y alojamiento.5.- CAPADOCIA - ESTAMBUL (ANKARA).- Desayuno. Salida dirección ANKARA. Visita del Museo de las Civilizaciones de Anatolia. Almuerzo y continuación de viaje hacia ESTAMBUL. Alojamiento o cena y alojamiento (según opción elegida).6 y 7.- ESTAMBUL.- Desayuno. Días libres en Estambul. Posibilidad de realizar diversas visitas facultativas. Alojamiento o cena y alojamiento.8.- ESTAMBUL – MADRID.- A la hora convenida, traslado al aeropuerto para salir en vuelo de regreso. Llegada y fin del viaje.
PLAZAS LIMITADAS...
Para mas información manda e mail : eblancoviajes@yahoo.es

TRAS EL SENDERO DE LOS DIOSES.


La nueva obra de nuestro compañwero MIGUEL BLANCO, ya esta en la calle en formato de bolsillo.

Un viaje apasionante por algunos de los misterios mas magicos de nuestro planeta.

Ometepe: La isla del fin del mundo


Por Miguel Blanco

Objetos imposibles que sugieren una tecnología sofisticada en el pasado, leyendas sobre un mundo subterráneo, OVNIs que surgen de las entrañas de un volcán, chamanes y curanderos nahuales, y unos extraños petroglifos que se esconden a la vista de los extranjeros por los nativos y que hemos podido fotografiar en exclusiva. Un viaje hasta las entrañas de Nicaragua para conocer "La Isla del Fin del Mundo"..."Los coches no podrán pasar. Imposible. Ni siquiera los 4 X 4 pueden subir por esos montes. Sólo se puede ir a caballo, y hasta cierto punto. Después hay que seguir a pie". Nuestro guía había sido muy claro, si queríamos ver aquellos grabados prehistóricos, ocultos por los nativos a casi todo ojo extranjero, deberíamos alquilar caballos o prepararnos para una larga caminata. No es difícil alquilar caballos en la isla. De hecho es el medio de locomoción más habitual, y a lo largo de aquel viaje por distintos países centroamericanos, siguiendo la huella de "los dioses", tendríamos que hacer uso de ese "transporte" en varias ocasiones. Cuando, horas después, nos adentrábamos por los espesos bosques de la hacienda "El Porvenir", en las faldas del volcán Maderas, entenderíamos las advertencias de nuestro guía, el acceso a los grabados es difícil, y absolutamente imposible sin un guía experto. Entre la frondosa vegetación nos observaban los ojos de las estrafalarias iguanas y los pintorescos armadillos, por no hablar de las temibles boas que se arrastraban entre los arbustos, o los gigantescos toros que nos encontramos de repente entre los arboles.

A pesar de ello, ni siguiera la espesa vegetación, los intrincados caminos, y los espesos bosques de la isla, han podido proteger este tesoro arqueológico, y en los últimos años algunas de estas misteriosas piedras grabadas hace siglos han sido robadas encontrándose en la actualidad en paradero desconocido. Tal vez por esa razón los isleños han optado por ocultar la mayoría de los petroglifos a la vista de los curiosos. Y cuando terminamos de tomar medidas, copiar y fotografiar todos los grabados de extrañas criaturas y "dioses", esculpidos por manos desconocidas hace siglos, nuestro guía iba cubriendo con hojas y ramas las piedras grabadas. Solo alguien que, como él, había nacido y vivido en aquellos bosques toda su vida, podría volver a ubicar la situación de cada petroglifo, fijada a fuego en su memoria. Y así, tal vez podrán evitar que los ladrones de antigüedades continúen mutilando aquellas huellas de nuestra historia, que tal vez escondan aún alguna pista sobre "los dioses" del pasado. Pero los petroglifos son solo uno de los misterios de Ometepe, "La Isla del Fin del Mundo"... otros enigmas fascinantes nos aguardaban todavía entre aquellos volcanes que nos flanqueaban a diestra y siniestra....

Una isla en un mar dulceLa isla de Ometepe es la isla más grande del mundo dentro de un lago de agua dulce; el lago Cocibolca, en pleno centro de Nicaragua. Su historia es nebulosa, y se desconoce desde cuando esta poblada, ya que en zonas como Pulman, se han encontrado incluso restos de mamuts, lo que nos da una idea aproximada de la antigüedad de esta isla. Su extensión es de 276 Km2, con unos 35.000 habitantes, descendientes de los Toltecas, Mayas, Aztecas, Nahuales, Olmecas, Chibchas, Tiwanacos, y demás pueblos indígenas que han poblado la isla hasta que, el 21 de Enero de 1522 el explorador español Don Gil González Dávila "descubre" en el "Mar dulce" esta isla, tomando posesión de la misma, en nombre de sus Majestad, el 12 de abril de 1523.

Para poder explorar ese "Mar Dulce", denominado así por el colosal tamaño del lago, y la isla de Ometepe, Francisco Hernández hizo traer un bergantín desde el océano Pacífico hasta el lago Cocibolca atravesando la selva ¡a hombros de esclavos indios!.

Al llegar a la isla los colonizadores españoles, los indios que la habitaban se vieron obligados a huir a lo alto de los dos volcanes, el Concepción (en activo) y el Madera, que flanquean Ometepe. En su huida dejaron atrás aquellos antiquísimos petroglifos, que siglos atrás sus antepasados habían grabado inspirados en sabe Dios que misteriosos "dioses".

Y si los nativos escaparon a las cumbres de aquellos dos volcanes, tal vez no fue sólo por razones estratégicas, sino porque el Concepción y el Maderas habían sido considerados durante generaciones el hogar de los Dioses... un dato este sobre el que regresaremos más adelante.

Desde tiempos remotos el volcán Maderas era un lugar sagrado conocido como Coatlán o, "Lugar del Sol"o "Lugar donde vive el Sol", mientras que el Concepción era denominado antiguamente Choncoteciguatepe o "Hermano de la Luna". En las faldas de ambos volcanes se realizaron todo tipo de rituales mágicos desde los tiempos más remotos. En esos bosques de Río Tichaná y del Río Buen Suceso, y en Las Cuchillas, El Corozal Viejo, Altagracia, la Sabana y otros enclaves mágicos, los aborígenes de Ometepe mantenían una religión politeísta.

Sus calendarios, que descubrimos ingeniosamente grabados en algunos petroglifos, contaba con 18 meses de 20 días, sumando años de 360 días. Cada 52 años, según su creencia, se producía una crisis cósmica, por lo que acostumbraban a almacenar alimentos y agua a la espera de esos altercados cósmicos con los que los eclipses, que conocían bien, estaban relacionados. Y lo cierto es que las continuas invasiones, de distintas tribus indias; aztecas, olmecas, mayas, nahuales, etc, a la isla, de alguna manera eran "catástrofes" para los invadidos...

Calendarios que acompañan la vida diaria de los nativos, y su "vida cósmica", ya que los aborígenes de Ometepe ya incluían el concepto del alma (Yulio) en sus creencias, así como la vida en el mas allá e incluso una forma de reencarnación.

Su rico panteón estaba repleto de dioses: Xochipilli, diosa de la alegría; Catligüe, diosa de la fertilidad; Mixcoat, dios del comercio; Ecatl, dios del aire; Migtanteot, dios de la muerte; Tlaloc, dios de la Lluvia, etc, que solían representar en ídolos de piedra o cerámica, a los que siempre colocaban las fauces de un jaguar, animal sagrado amo de la Tierra. Los dioses, según la tradición, se alimentaban de sangre humana, y vivían en las regiones donde sale el Sol. Y la verdad es que no pudimos evitar un extraño escalofrío al descubrir, en las faldas del Madera un antiquísimo petroglifo que representa al inquietante Miganteot, dios de la muerte; un ser de cabeza redonda y grandes ojos, testigos de quien sabe cuantos sacrificios humanos en su honra...
Representaciones de los dioses se encuentran también en grandes estatuas desperdigadas en por toda la isla. En ellas apreciamos a Xochipilli, diosa de la Alegría; Tescatlipoca, dios del Mal, etc, tocados con unos sugerentes cascos que, sin duda, harían las delicias de Erich von Daniken. Esos monumentos, no obstante, son muy posteriores a los grabados petroglíficos.

Estos petroglifos, que según las dataciones científicas elaboradas por los arqueólogos se sitúan en torno al año 300 después de Jesucristo, se encuentran además en San Marcos, Altagracia, en La Palma, El Porvenir, Las Cuchillas, Punta Gorda, Corozal Viejo, Socorro, Mérida, La Tijereta, etc, y lo que es más importante, en el interior de parcelas y haciendas privadas, como la Parcela San Ildefolso (en la Hacienda San Antonio), la Hacienda La Primavera o la Hacienda el Porvenir, propiedad de la familia de los Bolaños (emparentados con el vicepresidente de Nicaragua), que amablemente nos permitieron medir, estudiar y fotografiar los grabados de su propiedad, presentan además imágenes muy sugerentes, por ejemplo, extraños animales no conocidos en la isla, lo que supone un nuevo enigma en torno a cual fue la fuente de inspiración de los artistas.

Para estudiosos, como Manuel Hamilton Silva Monje, "por medio de estos petroglifos inferimos que nuestros abuelos Chorotegas y Niquinianos, ya tenían un alto grado de organización y avance cultural muy elevado".

Sin embargo, no podemos pasar por algo uno de esos grabados en concreto. Se trata de un conjunto de dos espirales unidas entre si. El grabado, en si mismo, probablemente no nos llamaría la atención en ninguna otra parte del mundo, pero tras mostrárnoslo, nuestro guía dirigió nuestra atención hacia un monumento que reproduce una maqueta de la isla, ubicado en Moyogalpa, al sudoeste de la isla. Al comparar ambos, petroglifo y maqueta, se debe reconocer una cierta –y probablemente casual- similitud. Los campesinos llaman a ese petroglifo "el mapa", por considerar que se trata de una vista de la isla de Ometepe desde el aire. Evidentemente no se han parado a pensar en que hace 1700 años no era posible sobrevolar la isla para hacer un mapa de la misma desde el aire... ¿o si?

Objetos imposiblesAcudimos a Altagracia para visitar el Museo Arqueológico de Ometepe, y allí nos esperaba Maira Gómes, responsable de las instalaciones. Nuestro principal interés era poder ver, por nosotros mismos, uno de esos extraños "objetos imposibles" de nuestro pasado, que parecen sugerir unos conocimientos tecnológicos en los antiguos, difícilmente coherentes con su supuesta "cultura primitiva".

Y si en Bagdad se descubrieron "pilas eléctricas", en Sakkara un "aeroplano de madera", en Belice un "cráneo de cristal" y en Antikitera una "maquina de relojería", todos ellos con siglos de antigüedad, en la región de San José del Sur –en la "Isla del Fin del Mundo"- se descubrió durante una excavación arqueológica, un artefacto no menos extraño...

"Nosotros lo hemos catalogado –explica Maira Gómes, en exclusiva para AÑO/CERO- como "utensilio óptico para observación astronómica".

Se trata de un objeto de unos 25 centímetros de diámetro, con forma de lenteja, del que sobresalen dos tubos cilíndricos de unos 10 centímetros de largo por 3 de ancho, sobre los que se colocaban los ojos. Por el otro lado el cuerpo de esos "prismáticos primitivos", presenta varios orificios preparados para facilitar la observación de los astros, así como para predecir el tiempo.
Lo más insólito es que, según los informes arqueológicos, esos "prismáticos astronómicos" están construidos entre el 450 y el 500 después de Cristo. ¿En que podrían haberse inspirado los antiguos aborígenes de la isla de Ometepe para idear este ingenio óptico?

Precisamente en la zona donde se descubrió este artefacto, San José del Sur, en el otro extremo de la isla, nos encontramos leyendas y mitos extremadamente sugerentes. En el colmo de la audacia, la imaginería popular ha llegado a fabular una relación entre la isla y el mismísimo Jesucristo. De hecho, el arte rural ha llegado a plasmar en algunas obras pictóricas el nacimiento de Cristo con los volcanes Maderas y Concepción de fondo, y con una resplandeciente Estrella de Belén luciendo sobre ambos. Y es que extrañas "estrellas" y objetos luminosos de todo tipo han sido vistos sobre la isla y, lo que es más desconcertante, entrando y saliendo de ella.

OVNIs y un mundo subterráneoNo se trata solo de avistamientos de OVNIs y luces más o menos extrañas cruzando los cielos. En los testimonios que la revista AÑO/CERO pudo recopilar entre los lugareños, testimonios que nunca antes habían trascendido sus fronteras, destacan casos extremadamente sugerentes.

Algunos de esos testimonios hacen referencia a misteriosas esferas luminosas "como la luna llena", entrando y saliendo de las enigmáticas lagunas de la isla. Esas lagunas, están rodeadas de todo tipo de leyendas. Pero, al margen de la leyenda, lo cierto es que sorprendentes avistamientos OVNI se han producido en algunas de ellas.

Una de las lagunas más sugerentes se encuentra en la cima del volcán Maderas, de 1394 metros de altura. En el interior de este volcán, extinguido hace años, se formó una cuenca de 800 metros de contorno, y de profundidad desconocida, que fue descubierta por Casimiro Murillo, el 15 de abril de 1930, tras escalar el Maderas, Coatlán en lengua nahualt, hasta su cumbre. Pues bien, un sábado, en pleno verano, se produjo un insólito acontecimiento en esa laguna.

Eran aproximadamente las ocho y media de la tarde cuando, desde toda la isla pudo observarse un gran resplandor. Podemos imaginar el terror que embargaría a los habitantes de una isla volcánica al observar como en plena noche se produce un gran resplandor en la cumbre de uno de los volcanes. Uno de esos volcanes, el Concepción, tuvo su última y violenta erupción en 1957, y los mayores de la isla todavía recuerdan aquella noche de fuego y muerte en la isla. Afortunadamente el resplandor que salía del volcán Maderas no era anuncio de un movimiento sísmico, si no de algo extraño.

Eduardo Emilio Gómez, uno de los testigos entrevistado por AÑO/CERO observó el incidente desde la población de Moyogalpa: "Después del resplandor –explica Eduardo a AÑO/CERO en exclusiva- vimos salir una esfera de luz blanca, muy grande, enorme, del interior del volcán. Empezó a subir, y subir, sin hacer ruido, hasta que se perdió entre las nubes....". Recordamos entonces que desde tiempos inmemoriales aquellos volcanes habían sido considerados morada de los dioses. De hecho el nombre nahualt de el Maderas, Coatlán, significa literalmente "lugar del sol" o "Lugar donde vive el Sol". ¿Qué tipo de "sol" vive en ese volcán?.

Aquella misteriosa esfera, que surgió de la laguna del Coatlán, y el resplandor que la precedió, fueron observados desde prácticamente toda la isla. A la mañana siguiente un grupo de campesinos audaces treparon hasta la cima del Maderas para investigar, pero no encontraron ningún pista que pudiese identificar la naturaleza de aquel extraño objeto que, en el silencio más absoluto, había surgido de las entrañas de la laguna volcánica. Sin embargo, y como era de esperar, algunos campesinos supersticiosos susurraron un nombre... "esto es cosa de Chico Largo...".

Y es que en "La Isla del Fin del Mundo" existe además una particularísima tradición ancestral que habla de una especie de mundo interno, o mundo subterráneo, oculto en otra enigmática laguna ometepeña: la Laguna Verde, sin duda el enclave más mágico de la isla.

Precisamente en la zona de San Juan del Sur, donde fueron descubiertos los extraños "prismáticos para observación astronómica", entre Sacramento y Los Ramos, y justo frente al islote del Quiste, se encuentra la Laguna Verde.

La Laguna Verde tiene forma ovalada, de 300 metros de largo –de Oeste a Este- y 200 metros de Norte a Sur. Sus bordes están cubiertos de árboles de guabo, cocojonches, tulares, caballero blanco, conene, etc, y sobretodo, esta poblada de algas en abundancia, y eso es lo que le da su aspecto misterioso y su nombre, a causa del color que le da esa abundante vegetación. Sin embargo, el temor que suscita entre los nativos la Laguna Verde no se debe a su aspecto, a su frondosa vegetación, ni a ser un criadero de tortugas, cuajipales, anguílas, o cormoranes sino a la leyenda de su secreto: la ciudad subterránea de El Encanto..

Dice la tradición que durante el periodo colonial vivió en aquella zona Francisco Rodríguez, más conocido como Chico Largo, un joven alto, flaco, fuerte, de ojos negros, cabellos lacios, nariz afilada, labios finos, que vestía cotona de manta, sombrero de palma y caites. Gustaba de pasear a caballo por la noche, y jamás se le conocio relación con mujer alguna, lo que acrecentaba el misterio en torno a él.. Chico Largo era un chamán muy poderoso, descendiente de los brujos indígenas más sabios, que tuvieron que irse de Rivas al llegar los colonizadores españoles encabezados por Gil González Dávila, y cuyos descendientes viven aun en la isla. Al parecer Chico Largo poseía increíbles poderes sobrenaturales y a el acudían tanto nativos como colonos en busca de sus favores mágicos.

Cuando alguien hacía un pacto con Chico Largo, para obtener dinero, poder, salud o prosperidad, el brujo utilizaba sus artes mágicas para lograr lo pedido, pero, si una vez obtenido el favor, no respetan su pacto con Chico Largo, este los conducía a un extraño lugar, una especie de ciudad subterránea ubicada en torno a la Laguna Verde, llamada por los lugareños "El Encanto".

Lo verdaderamente insólito es que algunos cazadores, que se han perdido en la zona mientras seguían frenéticamente a su presa entre los bosques de la Laguna Verde, aseguran haber llegado a ese lugar llamado "El Encanto".

En aquella ciudad los traidores al pacto, según la leyenda, eran convertidos en animales y esclavizados. Lo curioso es que la leyenda de los hombres convertidos en animales se mantiene hasta nuestros días, y algunos carniceros de Ometepe juran haber descubierto, en algunos novillos y vacas sacrificadas, dientes de oro, lo que mantiene la leyenda.

Sin embargo, quizás lo más curioso de esta historia es que todavía en la actualidad se producen extraños fenómenos, o encuentros con misteriosas entidades en la isla, que son interpretados por los nativos como obra de Chico Largo, reforzando así el mito.

Por ejemplo, cuando triunfó la Revolución Sandinista –cuenta Manuel Hamilton Silva- se construyó una fortaleza en la que mantenían un piquete. Una noche, mientras uno de los vigías hacía su guardia vio venir hacia el acuartelamiento, de frente, un bulto negro. El vigilante le dio el alto pidiendo que se identificas, a medida que aquel bulto se acercaba cada vez más y adoptaba ya una forma antropomorfa de gran tamaño. Al proseguir su acercamiento sin identificarse, el soldado amartilló el arma, pidiéndole a aquel ser que se detuviese. Ante el caso omiso que hacia, abrió fuego, descargando todas las balas de su fusil AK sobre él, pero no pudiendo detener su marcha. El ser llegó hasta el soldado arrebatándole el arma y golpeándolo. Se armó un caos en la fortaleza y todo el contingente militar se dio a la huida. Para los nativos aquel ser era Chico Largo que, desde la ciudad subterránea de El Encanto, en la Laguna Verde, continúa protegiendo la isla.

La leyenda es mantenida viva, sobretodo, por los descendientes de aquellos médicos tradicionales, brujos y sabios, que dominaban la isla antes de la llegada de los españoles.

Se trata de los herederos de un conocimiento ancestral trasmitido de padres a hijos oralmente, y que en otros puntos del continente ya ha sido excesivamente contaminado por la cultura europea. En Ometepe, sin embargo, aún existen curanderos que conocen los secretos de las hierbas y raíces del bosque, capaces de curar todo tipo de dolencias con esa forma de conocimiento médico. El origen de esos conocimientos, como el origen de sus leyendas sobre El Encanto, el origen de sus extraños petroglifos, o de esos insólitos objetos imposibles continua siendo un enigma.

Cuba: Asistimos a un ritual de Palo Mayombe

Eleguá aqui boru aqui boi a boi bochiche oluami omatielli olua atacasorde alacomaco mani bata adoridale jolo yaguna eleku unsuku ubeleku sukun a la róyo usu eye. (Salutación lucumí al oricha Elegua)Un mulato de aspecto feroz, con el cuerpo decorado con llamativos tatuajes, firmas de los orichas, colocó ante mi el cuenco con la sangre del carnero que acababan de sacrificar. Poco antes había arrancado la cabeza de un gallo con los dientes y todavía tenía los labios enrojecidos por la sangre que le caía por la comisura de los labios hasta el pecho. A mis pies se encontraba la cabeza y las cuatro patas que acababan de arrancar del cordero sacrificado. Todos los ojos estaban clavados en mi. Rosa, la palera que nos había invitado a asistir al ritual me taladraba con su poderosa mirada. Vieja amiga, sólo me había puesto una condición para permitirnos asistir y fotografiar la celebración: "Tienen que participar con nosotros en todos los actos". Y como uno sólo tiene una palabra, tomé el cuenco con las manos cruzadas como es rigor en Palo Monte, después inspiré, cerré los ojos y bebí la sangre. Y cuan Santo Sacramento de la comunión, la sangre del cordero nos "bautizó" permitiéndonos acercarnos un poco más a los secretos de la poderosa Regla de Palo Monte.

Los imprevisibles acontecimientos que se suceden en toda investigación son los que llevan a uno a estas situaciones.

Días atrás, y a más de 350 kilómetros de distancia, en Guanabacoa (la mata de la brujería cubana) habíamos tenido el privilegio de poder asistir a un ritual de tambor que iba a celebrarse ese día. A pesar de la entrañable amistad que nos une con el santero Esteban Valdés, nuestro padrino en la Regla de Ocha, no nos fue permitido fotografiar el secreto ritual. No es bueno que los secretos sean divulgados indiscriminadamente, y los tambores, tan sagrados en santería como lo son en el vudú, el ñañiguismo u otros cultos africanos, no debían ser fotografiados. Como tampoco debían serlo los nuevos creyentes que se iniciaban esa tarde. Habría otros rituales, y otras celebraciones que podríamos fotografiar y filmar, como ya lo habíamos hecho en anteriores viajes a Cuba. Pero la diferencia entre un santero o un palero auténticos, como Esteban Valdés, y un falsario, es que el primero respeta los secretos de su religión, y el segundo no duda en vender esos secretos a cualquier turista curioso por un puñado de dólares.

Durante más de seis horas, hasta bien entrada la noche, los tambores bramaron sin cesar, mientras casi un centenar de espíritus libres, descendientes de esclavos africanos, cantaban y bailaban en honor de los orichas (dioses del panteón yoruba). Y solemnes letanías en dialecto lucumí, la lengua de los antiguos negros arrancados del continente negro en nombre de un dios blanco y "civilizado", homenajeaban a Eleguá, Changó, Yemayá, Ochún, Babalé Aye, etc.

Uno a uno los neófitos desfilaron ante el altar de Esteban Valdés, y después ante los tambores sagrados, a los que saludaban reverentemente echándose al suelo completamente, cuan sacerdote que recibe su ordenación.

Los espléndidos trajes rituales de Oya, Changó y Obatalá desfilaron ante nuestros ojos vestidos por los nuevos iniciados, cuyas edades oscilaban entre un niño de 11 años y una mujer de unos sesenta. En la santería afro-cubana no hay edad mínima ni máxima para abrazar la religión.

De pronto, entre la muchedumbre, alguien grita y comienza a moverse espasmódicamente. Ha sido cabalgado. Los orichas se comienzan a dejar sentir su presencia. Los animales que les habían sido sacrificados anteriormente, y cuyo sacrificio no nos fue permitido presenciar en esta ocasión, habían sido de su agrado.

Una de las iniciadas, tocada con las ropas del temible Changó, Señor del Fuego y de la Guerra, había sido iniciada anteriormente en la Regla de Palo Monte o Palo Mayombe, una religión afro-cubana más dura y rígida, a ojos europeos, que la santería. Aquella mujer, perteneciente a la clase social más acomodada de La Habana, y cuya identidad obviaremos por propia petición, no tubo inconveniente en mostrarnos su "rayado". El "rayado" es el rito de iniciación por excelencia en la Regla de Palo Monte, durante el cual el neófito es herido con un cuchillo en varias partes de su cuerpo. Las profundas cicatrices en el pecho, brazos y piernas de aquella aparentemente frágil burguesa cubana, resultaban temibles.

Afortunadamente para ella, tras tan dura prueba, que había superado sin un lamento de dolor, como ha de ser entre paleros, había conseguido permiso para hacerse la cirugía estética y disimular así parcialmente las heridas del "rayado". No podía suponer yo en ese instante que pocos días más tarde podría asistir personalmente a algunos de los legendarios ritos secretos del Palo Mayombe, como el "baile de cuchillos", la suelta de palomas o la "alimentación" de una Nganga.

Pero eso sería una semana más tarde. Ahora estábamos sumergidos en un ritual santero de tambor en Guanabacoa. Y de pronto me descubrí a mi mismo, absolutamente inmerso en el rito. Rodeado de docenas de negros, trigueños y mulatos, literalmente sumergido en la masa, me sorprendí siguiendo el lenguaje de los tambores. Mas de cien personas, apiñadas en un cuarto de no más de 20 metros cuadrados, nos movíamos al unísono conducidos mágicamente por la música. Y lo que más me fascinó es que, cuando quise darme cuenta, estaba flanqueado por montones de niños. "Pioneros" de 7 o 9 años que vibraban con los tambores entre risas, como si solo estuviesen jugando. Para ellos la santería no tenía nada de morboso o terrible, una imagen a la que estamos habituados en Europa. Para los niños la santería, la religión, es tan alegre, sana y divertida como la música o la danza caribeña, pero mucho más trascendente. Y así, bailando en espiral, como si fuésemos una gigantesca serpiente, nos dejamos llevar por los orichas.

Palo Monte en Trinidad Ochosi achó nifuwew iyá-n iyeguire odemata ode baru baroliyo akiko mosiere kama -r- Ikú kama arene kama areyo kama arofo. (Salutación lucumí al Oricha Ochosi)
Rosa Sánchez es una de las paleras más importante de Trinidad, una hermosa villa colonial ubicada a unos 350 km. al sur de La Habana. Cuando nos dio su permiso para asistir y fotografiar un ritual de Palo Monte nos entusiasmamos. Muy pocos europeos han tenido la fortuna de presenciar, y menos aún de fotografiar, los ritos paleros. La condición para asistir a la reunión era que participásemos activamente en todos los actos, y tan solo se nos prohibió fotografiar a Rosa Sánchez al lado de su "prenda", la poderosa nganga (caldero mágico confeccionado con restos humanos y otros elementos), durante los sacrificios de los animales. Por razones que no podemos comprender eso, según Rosa, podría perjudicar su energía (?).

Y a la hora establecida nos personamos puntualmente en el lugar acordado.

Además de nuestra querida amiga, aproximadamente dos docenas de paleros y paleras, con los cuerpos decorados con pinturas rituales, aguardaban nuestra llegada para iniciar la ceremonia. Entre los presentes ancianos de 60 o 70 años, y niños que no pasaban de los 12. Siempre impresiona encontrarse niños de tan corta edad participando activamente en ritos tan duros, a nuestros ojos, como la Regla Conga, o Regla de Palo Monte. Pero la sonrisa de sus labios dejaba claro que no se sentían impresionados por aquel mágico contexto que, al fin y al cabo, es el mundo en que están acostumbrados a vivir.

Por fin, Rosa reclamó la atención de todos, y desapareció tras una puerta. Había comenzado la celebración.

En pocos minutos comenzaron a desfilar, uno por uno, todos los paleros frente a esa puerta que, al llegar nuestro turno, averiguaríamos que daba a un discreto patio trasero de la casa. Tres golpes en la puerta y seña y contraseña suenan respectivamente a un lado y otro de la puerta. Cada palero debe responder correctamente al rito cuya antigüedad se pierde en la noche de los tiempos, una noche oscura como la piel de los africanos esclavos que llegaron a cuba a bordo de los cargueros negreros trayendo como único equipaje permitido por los traficantes su religión. Mas tarde, bajo la opresión de "ministros de Cristo", se vieron obligados a disfrazar sus dioses con el santoral católico, convirtiendo al travieso Eleguá -Guardian de los caminos- en el Niño de Atocha; a la sensual Ochun en la Virgen de la Caridad del Cobre; al temible Changó en Santa Bárbara; a el sabio Babalu Aye en San Lázaro; a la maternal Yemayá en la Virgen de Regla, y así un sinfín se orichás que tuvieron que ser sincretizados con los santos católicos a golpe de látigo.

Pero en ese instante ya no hay látigos, ni torturas, ni asesinatos en el nombre de Dios, y los orichás podían descender libremente sobre los creyentes sin necesidad de sus disfraces católicos. Y los paleros comenzaron a cantar en dialecto lucumí, al son de los tambores, los himnos y salutaciones para sus dioses. Cánticos yorubas heredados de generación en generación, desde los primeros esclavos arrancados de África hace casi 500 años, hasta sus descendientes, los paleros que nos rodeaban.

Apenas a un metro de mí, tronada en una especie de altar lleno de ofrendas, se encontraba la temible nganga de Rosa Sanchez, su "caldero de poder". Según me había contado la veterana palera en un anterior viaje a Cuba, su nganga tenía extraordinarias facultades y mucha energía y, según afirmaban, había llegado "a mover pesados objetos sin que nadie los tocase". Nganga, prenda, caldero, aquella especie de cacerola presentaba, desde su presidencia del ritual, un aspecto inquietante. Y más inquietante aún cuando se conoce su contenido: plantas y raíces, piedras mágicas, huesos de animales, fórmulas mágicas... y restos humanos...

Había llegado el momento de "dar de comer a la prenda". La nganga "tenía hambre", y antes de continuar la invocación a los orichas había que contentar al "señor". Eso significaba que la sangre de los sacrificios estaba a punto de correr, y abundantemente. Algún desdichado animal estaba a punto de morir...

Muerte y posesión en Palo Monte Oba kosó kisi ekó akama sía okuni buburu buburuku ki ton lo oguo oba chocotó ka`guó cabo si illé. (Salutación lucumí al Oricha Changó)

Con ánimo de conseguir algunos planos generales en el reducido recinto crucé el patio, entre los paleros que bailaban ya agitadamente al son de los tambores. Y allí atrás, atado a un árbol, estaba el cordero cuya sangre alimentaría la nganga, y a nosotros, poco después. Balaba desesperadamente, como si adivinase la suerte que le aguardaba.

Casi instantáneamente llegó Rosa quien, sin ápice de duda en sus manos, desató al animal y se lo colocó sobre los hombros. Con el desconcertado cordero en volandas, y bailando al son de la música, la palera cruzó todo el patio para depositar la víctima del sacrificio ante la nganga. Lo más sorprendente es que el cordero se quedó quieto, acostado en el suelo ante la prenda, sin mover un músculo, esperando la muerte.

Poco a poco, casi imperceptiblemente, el ritmo de los tambores se acelera, y los cánticos en lucumí siguen ese ritmo, igual que los pies de los paleros que bailan cada vez más frenética. Nosotros, torpes europeos, no estamos acostumbrados a ese ritmo. Además el calor nos empapa las camisetas. Hemos pillado la estación seca en Cuba, y estamos al borde de la deshidratación.
El ron comienza a rodar. Mezclados con los paleros, tarareando al ritmo de las letanías lucumis que no entendemos, intentamos mantener la mente despejada para no perder detalle de la celebración. Sin embargo el ron de caña es fuerte. Duro de tragar. Al menos para nosotros. Los paleros, sin embargo, engullen del cuenco el ron como si fuese agua.

Por supuesto, la nganga también "bebía" ron, escupido por los paleros sobre ella. Y "fumaba". Rosa "fumeaba" la nganga con un gran cigarro puro. Metiendo en la boca la parte encendída soplaba con fuerza proyectando una gran nuve de humo -y con ella, en teoría, su energía- sobre la nganga. El humo del tabaco, y el ron, se sumaban al trepidante ritmo de tambores y al agobiante calor para crear una atmósfera casi onírica a nuestro alrededor.

Por fín uno de los paleros tomó al cordero en brazos sobre la nganga, y otro sacó de algún sitio un largo y afilado cuchillo. Con habilidad de carnicero el improvisado matarife atravesó el cuello del animal rajando las venas. La sangre comenzó a manar a borbotones regando la nganga. Una vez había "bebido" la prenda, se llenaron unos cuencos de madera con la sangre que seguía manando del moribundo cordero.

Primero bebió la "madrina", y después nos pasaron el cuenco a los "invitados de honor". Vacilantes, pero obligados por el compromiso contraído, llevamos el cuenco a los labios. Y sentimos el dulce, y por dulce inesperado, sabor de la sangre.

El ritmo de los tambores acelera aún más. La danza es frenética. El ron y el tabaco siguen corriendo, y por fin los orichas hacen su aparición. Uno de los paleros es poseído por los dioses. Con bruscas contracciones se revuelve por el patio. Toma un gallo y le arranca la cabeza con los dientes. La sangre le resbala por el rostro y cae sobre la nganga.

El poseso no es un campesino, ni un ignorante lugareño. Se trata de Jesús Pérez Sánchez, un doctor en medicina que poco antes había estado examinando la mano que me había roto durante la visita a una zona selvática repleta de cuevas, que fueron utilizadas por Che Guevara y Fidel Castro durante la revolución contra el dictador Batista, y siglos antes por los indios tainos, que en sus paredes reflejaron con pinturas rupestres, sus leyendas sobre dioses blancos llegados del cielo... pero esa es otra historia.

Es un tópico incierto, como casi todos los tópicos, afirmar que las religiones afro-cubanas están relegadas a la clase más humilde y menos culta, y la posesión del Dr. Pérez, a la sazón padrino de un conocido pintor y artista de Trinidad, es un buen ejemplo.

Y mientras el médico-palero era poseído por los orichas, otro gallo es tomado por el matarife que le corta en dos la cabeza clavándole la hoja del cuchillo dentro de la boca. En medio del frenesí el poseído es izado sobre los hombros de algunos paleros entre gritos de alegría. Están contentos de poder saludar a los dioses. A diferencia de las grandes religiones en la Regla de Palo, como en el vudú, la Santería o el Candomblé, no hay un intermediario entre la divinidad y los creyentes. No hay un ministro, un sacerdote o un pastor que condicione el contacto con lo trascendente. El palero puede enfrentarse cara a cara con los dioses, e incluso puede llegar a recibirlo en su propio interior. Eso es la posesión.

Sangre, sudor y sonrisas Aguanillí irebeyo ama kan oke aguana ashe irisha oké oló moforibale oké. (Salutación lucumí al Oricha Ogún)

Para un observador extranjero, ante lo expuesto, el Palo Mayombe puede parecer un credo primitivo, sangriento y cruel. Y lo es. Pero es mucho más. Algo que nos sorprendió sobremanera fue observar la alegría y las sonrisas de los paleros. No había expresiones sobrias ni feroces durante los cánticos. Tan solo nosotros parecíamos sorprendidos, o hasta incómodos, por la sangre derramada. El baile, la música y la fiesta, que en definitiva es lo que supone toda celebración de Palo Monte, derrocha alegría. Y veíamos esa alegría reflejada en los ojos de los paleros, especialmente de los niños, que a pesar de su corta edad no se sentían impresionados por la crudeza del rito, y disfrutaban de él plenamente.

Y ese carácter alegre y vital del Palo nos sería mostrada en otra etapa del ritual. Dando un giro de 180 grados la apariencia tenebrosa del rito se torna luminosa durante la celebración de la "suelta de las palomas".

Varias palomas son repartidas entre los paleros. El ritmo de los tambores varía, adquiere otro tono más sereno. Y al ritmo de la percusión se va formando una fila constituida por los paleros que portaban paloma y por nosotros. De esta forma, moviéndonos como una larga serpiente, cruzamos el patio y luego toda la vivienda, hasta salir a la calle. Siempre al ritmo de los tambores. Una vez fuera, y a una voz de Rosa Sánchez, todas las palomas son soltadas llevando en su vuelo las peticiones de los creyentes hasta los cielos donde moran los orichas. Y seguimos su vuelo hasta perderse en el cielo entre aplausos y gritos de júbilo. Todas las palomas han echado a volar y ninguna se ha quedado en tierra o en los tejados, y eso es un buen augurio. Ailín, la palera más joven, que no alcanzará los 11 añitos, da saltos de alegría gritándole a las palomas que vuelen, que vuelen hasta Yemayá, hasta Ochún y hasta Oya, hasta el trono del mismísimo Obatalá, y les trasmitan los saludos de los paleros de Trinidad. Pero la ceremonia no había terminado, nos quedaba todavía un último acto de la obra: el "baile de los cuchillos".

No todos los paleros pueden celebrar esta operación, por el peligro que radica. Rosa nos invita a que uno de nosotros, concretamente mi compañero Miguel Blanco, vende firmemente los ojos del bailarín. Y así lo hace. Mientras Miguel procede al vendado de los ojos, asegurándose de que resulte imposible ver nada a través de la venda, el bailarín escucha los consejos de Rosa. La veterana palera le pide absoluta concentración en los que va a hacer. Después se encara con el responsable del tambor, un atlético prieto, y con dureza en el tono le recuerda su responsabilidad en este rito. "Si tu dejas de tocar, o aflojas él se va a cortar. Si tu te cortas el se corta". La escena se antoja casi absurda para el extranjero, pero así es el Palo Mayombe. El bailarín caería en una especie de trance y comenzaría a golpearse el cuerpo con dos afilados cuchillos -uno de los cuales había servido para matar a los animales del sacrificio. Si los tambores atraían a los orichas, y estos protegían al bailarín, este no se cortaría. Y no se cortaría ni al golpearse con los cuchillos ni al blandir un temible machete en una frenética danza que también presenciaríamos.

Sin embargo, en un momento determinado, el esfuerzo requerido era mayor que las ya escasas energías, y el ritmo del tambor aflojó un poco. Tal vez los nervios de saberse observado por ojos extranjeros, los nuestros, hizo que el ritmo del tambor se alterase. Al final de la celebración me acerqué al bailarín que presentaba una herida en su brazo izquierdo. Por primera vez en su vida -según me dijo- se había cortado durante el "baile de los cuchillos".

Las afiladas hojas del "baile de los cuchillos" son reales y auténticas, como los sacrificios rituales, la sangre que bebimos, las sonrisas de los niños, o la energía que se desprende del ritmo de los tambores sagrados. No hay hipocresía ni fabulación conformista. El Palo Mayombe es así; duro, vital, cruel, alegre, impecable... como la mezcla genética que llevan en la sangre los paleros cubanos. Mezcla de la salsa o el merengue, la esclavitud, el sol del Caribe, y la rememoranza de una patria africana perdida en la memoria, y en las cicatrices heredadas en el alma de los hijos y nietos de los guerreros congos que llegaron a las plantaciones de algodón hace 500 años. El Palo Mayombre es dulce y amargo, alegre y temible, vital y mortal... como la vida misma.

Comenzamos el viaje...

Solo cuando el tunel esta en la más absoluta oscuridad... puede volver otra vez la luz..
Asi comenzaba nuestro mitico programa de radio...


Ahora, tras años de experiencias y de viajes, hemos decidido compartir con vosotros algunas de nuestras experiencias.
Por ello hemos creado este ESPACIO, como un punto de encuentro con el misterio y con la invitación para vivirlo en primera persona.




A lo largo de este año 2007 hemos previsto diferentes viajes.




Estuvimos en el desierto tunecino a primeros de año.







En semana santa tenemos previsto viajar a Turquia.
Y en Verano haremos dos expediciones.
--- Peru magico.


--- Vietnam y Camboya.


De todo ello os iremos informando puntualmente.